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Correduria de seguros

La historia de la primera estafa al seguro

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Desde la antigüedad ya existían modelos financieros que se equiparaban a los seguros que conocemos hoy en día. Una de las civilizaciones que empezó a aplicar estos sistemas fue la griega. Con esta breve introducción, desde el blog de Rosillo Hnos., os queremos contar la historia de la primera estafa al seguro que surgió en el siglo cuatro antes de Cristo por parte de dos amigos: Hegestrato y Zenotemis.

Préstamos a la gruesa aventura

El conocido préstamo a la gruesa ventura se trataba de un crédito económico emitido por un prestamista que aseguraba el material transportado y la embarcación. En el caso de hundimiento de la embarcación, el deudor no tenía que devolver el dinero. Por otro lado, si llegaba todo a su destino sin haber sufrido ningún percance, el deudor tenía que devolver al prestamista la totalidad del crédito junto con los intereses.

El engaño al seguro que vamos a explicar a continuación es el primero del que se tiene constancia por el momento, pero se deduce que pudo haber más por la facilidad de quedarse con el crédito sin haber naufragado realmente. Si tenemos en cuenta el funcionamiento del crédito relatado en el párrafo anterior, la forma más común de no devolver el dinero al prestamista era defender que el barco y la mercancía habían naufragado o desaparecido. Una práctica muy común era amarrar la nave en algún puerto extranjero y regresar al destino sin ella para notificar la pérdida.

Teniendo en cuenta el riesgo, no era de extrañar que estos créditos tuvieran unos intereses tan altos, que podían llegar hasta el 30%. A medida que el fraude aumentaba, las “aseguradoras” de la época (los prestamistas) empezaron a incluir cláusulas que solicitaban el doble de los intereses acordados si se encontraba el barco a flote, es decir, si se descubría el engaño.

Al igual que otros seguros, como el de transporte de mercancías, este crédito estaba condicionado por unos riesgos:

  1. Trayecto
  2. Transporte
  3. Mercancía
  4. Conductor

Este sistema fue heredado por los romanos e incluso utilizado por Cristóbal Colón en las capitulaciones de Santa Fe que firmaron junto con los Reyes Católicos antes del viaje hacia la nueva ruta de las Indias, con el objetivo de llegar a las Islas Molucas.

La estafa de Hegestrato y Zenotemis

Tras conocer cómo funciona el seguro y sus posibles consecuencias, retomamos la historia de Hegestrato y Zenotemis. Estos dos amigos originarios de Marsella, iban a embarcar para realizar un trayecto entre Siracussa (Sicilia) y Atenas.

Para aprovechar el viaje, un mercader conocido como Protus metió en la nave un cargamento de cereal que había comprado con un crédito emitido por un prestamista llamado Demon. Por su parte, Hegestrato, capitán del barco, y su segundo de abordo, Zenotemis, también solicitaron otro crédito simulando adquirir el cereal que ya había sido comprado por Protus.

La idea inicial de los dos protagonistas era hundir la embarcación y volver en una barca con la mercancía y el objetivo de indicar que habían naufragado para no devolver el dinero al prestamista. Sin embargo, sus planes se vieron truncados cuando el resto de la tripulación, tras tres días navegando, sorprendió al Capitán Hegestrato tratando de provocar una fractura en la popa del barco con el fin de hundirlo.

Bajo la presión de la tripulación, Hegestrato se acabó tirando por la borda y Zenotemis reveló que no tenía nada que ver con el asunto.

Aunque Zenotemis intentó no volver al puerto de origen por todos los medios, acabaron llegando al destino previsto.

Perjuicios y reclamaciones

Tras verse que el plan no había salido como se esperaba y sin intención de aceptar el fraude, cuando el barco llegó a Atenas, Zenotemis acusó a Protus de haberse emborrachado y de ser el responsable de robar y destruir los documentos que certificaban que el cereal era suyo. A partir de esta acusación, el mercader comprobó que el precio del cereal había descendido y, por esa razón, la carga había perdido valor (valía menos que el préstamo solicitado a Demon), por lo que se retiró del procedimiento legal.

Aunque no se tienen pruebas de cómo terminó el caso porque no hay documentación completa sobre los hechos, sí sabemos que Demon denunció a Zenotemis para tratar de quedarse con la mercancía que había llegado a puerto en perfecto estado.

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